Hablando específicamente del tema de referncia paso a contar un poco. Anduve recorriendo un poco la geografía del centro de Argentina en plan de descanso y me sorprendieron dos cosas muy fuertemente, una para bien y otra para mal.
La buena fue comprobar la extendida difusión que tiene el uso de las plataformas digitales de cobro. En lugares recónditos, con pocas o casi ninguna facilidad de conectividad. Comprendo que hay factores que impulsan tal difusión: El escaso valor económico de los billetes impresos (que determine una gran incomodidad) y la acuciante situación de muchos comerciantes o prestadores de servicios que adoptan todas las formas de cobranza posibles en función de mejorar sus muchas veces maltrechas ventas por citar algunas. Más allá de los motivos, es un gran paso adelante.
La mala noticia: A pesar de las abundantes campañas, reels, noticias que se encuentran por todos los canales y medios que se imaginen donde personas de mayor renombre y de menor reconocimiento hablan de las buenas prácticas en el uso de las herramientas de cobranza digital, la gran mayoría de los lugares donde me cobraron con esas tecnologías son descuidadas y hacen caso omiso a los controles básicos.
Si cobrás con billetera virtual, siempre tenés que tener un dispositivo para controlar que se acredite el importe de la operación que estás cerrando. NO PODES QUEDAR SATISFECHO PIDIENDO A TU CLIENTE QUE TE MUESTRE SU PANTALLA. La única forma de evitar un fraude en una transacción de dinero electrónico es comprobar que el dinero entra en tu saldo si es de acreditación inmediata o si el movimiento se refleja en tus acreencias a acreditar a plazo. Eso es inapelable.
Un problema adicional, entiendo inaceptable para los tiempos en los que vivimos. Limitadísima o cero señal de la red celular en las serranías del centro del país, lo peor y más criticable en una provincia con mucho movimiento productivo como Córdoba.